Cumbre para un nuevo pacto financiero mundial

Los días 22 y 23 de junio de 2023, el gobierno de Francia acogerá una conferencia internacional para un "nuevo pacto financiero mundial". Impulsada por el presidente francés Emmanuel Macron, ¿cómo se inscribe esta cumbre en un contexto internacional marcado por las repercusiones de múltiples crisis climáticas, energéticas, sanitarias y económicas, especialmente en los países más vulnerables ? ¿Qué pueden esperar de ella la comunidad internacional y los actores de la solidaridad internacional ?

Motivos de la Cumbre

Una cumbre para luchar contra la pobreza

120 millones de personas han caído en la pobreza extrema en los últimos tres años. Las crisis múltiples y superpuestas han dejado a los países en desarrollo sin recursos para responder a los efectos persistentes sobre los precios de los alimentos y los fertilizantes, y al creciente impacto del cambio climático. No hay suficiente margen de maniobra presupuestario para afrontar estas crisis y crear resiliencia para las que vendrán.

Una cumbre para apoyar a los países vulnerables

Cientos de millones de personas pueden verse afectadas por crisis humanitarias y catástrofes naturales (incluidas las derivadas del cambio climático). Si no se abordan, pueden sumir a los países en una espiral permanente de crisis. Hay que crear mecanismos e instrumentos de seguro y financiación específicamente adaptados a su situación para protegerlos.

Una cumbre por el planeta y los bienes públicos mundiales

La transición hacia un mundo de «neutralidad climática» requiere enormes transformaciones de sectores clave de la economía. Exige financiación a largo plazo, entregada progresivamente y entraña riesgos para los inversores. Estos flujos deben incentivarse y regularse adecuadamente a nivel nacional para garantizar la estabilidad. Un crecimiento económico constante, una sólida base de capital humano y cambios en los patrones de consumo son elementos necesarios para esta transición. Mientras tanto, todos los países deben ser capaces de adaptarse y hacer que sus economías sean resilientes frente al cambio climático.

Una cumbre para la cooperación mundial

La clave está en reconocer que, en un mundo amenazado por la fragmentación, los retos y necesidades globales (clima, biodiversidad, salud) sólo pueden afrontarse mediante la cooperación. Tras décadas de consenso en torno al enfoque del desarrollo y la reducción de la pobreza, el mundo avanza hacia una prosperidad menos compartida y hacia el recorte de las interdependencias. El marco en el que se sustenta el orden mundial ya no garantiza la reducción de la pobreza y el camino adecuado para los beneficios y el bienestar comunes, ni produce bienes públicos mundiales. Es importante asegurarse de que los países en desarrollo -a menudo los más afectados por las crisis actuales- no sólo participen en estas conversaciones, sino que también las dirijan. También es fundamental restablecer la confianza y garantizar que la Cumbre ofrezca unas «condiciones de financiación equitativas» que beneficien más claramente a los socios en desarrollo y emergentes, en un espíritu de asociación más equilibrada.

El entorno económico más difícil en décadas

Tras la crisis de Covid, la deuda pública ha alcanzado niveles elevados en muchos países: un tercio de todos los países en desarrollo y dos tercios de los países de renta baja corren un alto riesgo de sobreendeudamiento. La inflación se ha disparado y las condiciones financieras se han endurecido, creando volatilidad financiera y reduciendo el apetito por asumir riesgos. La guerra en Ucrania ha generado consecuencias mundiales en los precios de la energía y de los alimentos, así como en la seguridad. El proteccionismo comercial va en aumento. Todos esos retos van sumándose para las economías en desarrollo, y especialmente para los países de renta baja, con una amplitud y una complejidad sin precedentes.

Principios para un enfoque global del desarrollo, el clima y la arquitectura financiera

1. Tenemos un planeta común que cuidar. Reflejando la visión india de «Vasudhaiva Kutumbakam» - «Una Tierra, una familia, un futuro», el objetivo último es organizar la transición hacia un mundo libre de pobreza y de carbono.

2. Los países tienen distintas necesidades, prioridades, dotaciones y limitaciones humanas, naturales y tecnológicas. El punto de partida es reconocer que existen vías diferenciadas para la transición hacia la Agenda 2030, el Acuerdo de París y el FG Kunming-Montreal. Cada país tiene derecho a determinar su propia estrategia de transición hacia el objetivo común de una economía mundial libre de carbono.

3. En un entorno económico difícil, la transición puede ser más difícil de lo que a menudo se piensa. También afectará al mercado laboral y a las perspectivas de empleo e ingresos. Esos costes de ajuste y transición pueden recaer desproporcionadamente sobre los pobres (dependiendo del funcionamiento del mercado laboral y de la capacidad de aplicar políticas redistributivas). Llevar a cabo una transición justa debe ser una prioridad a la hora de diseñar marcos políticos.

4. Serán necesarios ingentes recursos para cumplir los objetivos de reducción de la pobreza y la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, luchar contra el cambio climático y proteger la biodiversidad. La transición a una economía con bajas emisiones de carbono será extremadamente intensiva en capital, especialmente en las economías emergentes y en desarrollo, donde el coste del capital es el más elevado. La formación de capital será necesaria para transformar los sistemas energéticos, financiar la adaptación y responder a la creciente exposición de los países en desarrollo al cambio climático. La sanidad, la seguridad alimentaria y otros bienes públicos mundiales clave también siguen estando muy infra financiados.

5. Luchar contra la pobreza es luchar por el planeta. Los objetivos climáticos y de desarrollo están estrechamente interrelacionados. El crecimiento económico y el desarrollo no se oponen a la seguridad climática, sino que son claves para su eventual éxito. Sin crecimiento, no hay recursos para financiar y apoyar la transición. En los países más pobres, los objetivos de adaptación al cambio climático, salud y desarrollo deben perseguirse simultáneamente. La salud, las habilidades y el conocimiento que las personas acumulan a lo largo de su vida es la fuente de riqueza más importante que tienen muchas personas y países, y es clave para cualquier transformación ecológica y digital a la que se enfrente cada país.

6. La vulnerabilidad a las catástrofes naturales y humanas se ha convertido en un reto clave en el siglo XXI. Las perturbaciones climáticas y naturales tienen efectos inmediatos y directos sobre la pobreza y el crecimiento. Si no se abordan, pueden sumir a los países en una espiral de estancamiento, problemas y nuevas crisis. Una prioridad es diseñar mecanismos financieros que impidan caer en esas espirales. Las crisis humanitarias se han vuelto más frecuentes, prolongadas y multidimensionales, impulsadas por los conflictos, el crecimiento demográfico, la urbanización y el cambio climático. La insuficiencia e imprevisibilidad de las contribuciones voluntarias, que constituyen la base de su financiación, es una gran desventaja.

7. Por tanto, es necesario crear un sistema financiero internacional que funcione para todos. Prevalece el sentimiento de que los riesgos y las perturbaciones macro financieras se distribuyen de forma desigual, y sus efectos se dejan sentir desigualmente en los distintos países. La financiación nacional, pública y privada, tendrá un papel clave, pero no será suficiente para que los países en desarrollo vuelvan al camino correcto. Así pues, la financiación exterior es fundamental para muchos países en desarrollo. Una nueva arquitectura tendrá que garantizar que los enfoques e instrumentos de financiación de la lucha contra el cambio climático sean plenamente compatibles con los avances en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Debe reconocer las necesidades diferenciadas de los distintos grupos de países. Debe garantizar la sostenibilidad a largo plazo y la previsibilidad de la financiación del clima y los bienes públicos (y evitar los aumentos repentinos seguidos de reducciones bruscas). Debe garantizar la eficiencia en la movilización y asignación del capital público y privado y de los flujos concesionales.

La Cumbre en tres dimensiones

La Cumbre debería tener como objetivo:

  • afirmar una ambición: aunque no se harán promesas de contribuciones, la Cumbre pretende dar un impulso para movilizar y aprovechar los recursos públicos y privados, asó como reafirmar y aplicar los compromisos financieros existentes.
  • aportar aclaraciones: sobre las distintas fuentes de financiación disponibles, cómo deben utilizarse y a través de qué instituciones e instrumentos.
  • esbozar recomendaciones que puedan presentarse posteriormente en los procesos formales del G20 y la COP.

Vías de progreso

1. Concesionalidad de la financiación

Las subvenciones y los préstamos a tipos de interés muy bajos, concedidos directa o indirectamente por los gobiernos con cargo a recursos fiscales, han sido el pilar de la ayuda oficial al desarrollo durante los últimos 70 años. Siguen siendo esenciales en la lucha contra la pobreza. Y cada vez se usan más para financiar los bienes públicos mundiales. Plantean dos cuestiones importantes:

  • Movilización : Está claro que las necesidades de financiación de los países de renta baja serán muy grandes en un futuro previsible, para la mitigación de la pobreza y la financiación de los ODS, como la sanidad y la educación y la producción de bienes públicos mundiales. La Cumbre aportará una ambición apolítica en relación con las ventanillas de financiación en condiciones favorables de las instituciones financieras multilaterales (AIF, FMI), adaptando al mismo tiempo los procesos y marcos de la AOD a las necesidades futuras. También debería brindar la oportunidad de explorar vías para movilizar recursos nuevos y adicionales que deberían ser estables y predecibles, incluyendo posiblemente la contribución internacional.
  • Utilización y asignación . La Cumbre debatirá la mejor manera de asignarlos en función de las distintas prioridades y niveles de renta. También examinará si deben combinarse o apalancarse con otras fuentes (privadas) de financiación del desarrollo, y cómo pueden y deben contribuir al desarrollo, a la adaptación al clima y a mitigar sus efectos.

2. Aumentar los flujos de capital privado

Será necesario un aumento masivo de los flujos de capital privado hacia las economías emergentes y en desarrollo para lograr la transición energética y climática, así como para crear las condiciones para un crecimiento fuerte e integrador. Sin embargo, en el pasado, la movilización de capital privado (especialmente para los países pobres) resultó más difícil de lo esperado y puede requerir cambios profundos en la infraestructura de financiación. Los inversores se enfrentan a una «cascada de riesgos» que van desde los macrofinancieros (tipos de cambio y volatilidad de los tipos de interés) hasta los políticos o normativos y los riesgos específicos de los proyectos. Por ello, el reparto de riesgos se ha convertido en una prioridad política. Esto puede buscarse a lo largo de varias dimensiones que se revisarán en la Cumbre:

  • Eliminar obstáculos reglamentarios involuntarios cuando pueda hacerse sin socavar la estabilidad financiera ni cambiar los incentivos económicos (que conforman la propensión al riesgo) en los países de los inversores.
  • Mejorar el clima de inversión en los países receptores
  • en búsqueda de una organización más adaptada de la intermediación financiera a través de fondos regionales o sectoriales.

Los enfoques del reparto de riesgos dependen de la naturaleza de los riesgos, que también pueden variar en el tiempo y el espacio: tipo de cambio, macroeconomía, política, proyecto de crédito. Sin embargo, es probable que no se consiga una reducción significativa de los riesgos percibidos sin recurrir en cierta medida al capital público o a recursos financieros. Esta es una de las principales razones para reformar las instituciones multilaterales existentes y ampliar su mandato.

Se ha llamado la atención sobre el riesgo de tipo de cambio al que se enfrentan tanto los inversores como los Estados endeudados. Se debatirán las propuestas. Se entablará un intenso diálogo sobre posibles formas de mitigar o compensar esos riesgos, ya sea mediante la creación de nuevos mecanismos o la reactivación de mecanismos inactivos.

3. Abordar la vulnerabilidad

Las crisis llegarán en el futuro y los países están desigualmente equipados para afrontarlas. Para evitar daños duraderos, hay que proporcionar un desembolso rápido, amplio e incondicional. Para los más vulnerables, la adaptación, la resiliencia, la protección de la salud y la educación son claves para evitar una espiral de depresión. Estos retos deben abordarse mediante nuevos mecanismos y facilidades (por elaborar) que combinen seguros ex ante, apoyo inmediato a la liquidez y ayuda a más largo plazo para aumentar la resiliencia. Además de (y más importante que) ser baratas, esas facilidades deben proporcionar un desembolso instantáneo, proporcional e incondicional. Las vulnerabilidades también deben integrarse en el núcleo de nuestro sistema financiero, incluso a la hora de evaluar la sostenibilidad de la deuda.

Orientaciones del trabajo

1. Los BMD y su modelo

Apoyando el proceso y los trabajos del G20, la Cumbre tratará de impulsar la reforma de los BMD, tanto en lo que respecta a su modelo financiero (el Marco de Adecuación del Capital) como a su modelo operativo, incluido el papel del apalancamiento y las garantías (en el apoyo al sector privado y la financiación de bienes públicos mundiales).

La Cumbre también debatirá cómo los BMD pueden desarrollar mejor las sinergias entre sus acciones y programas, así como con todos los bancos públicos de desarrollo, basándose en el modelo de la red e iniciativa Finanzas en Común (FICS).

2. Deuda

El alivio de la deuda en apoyo de un programa de reformas del FMI se hará imprescindible en una serie de países cuya deuda soberana es insostenible. La Cumbre apoyará los esfuerzos para avanzar y hacer operativo el Marco Común y promover procesos claros para los países deudores que se lleven a cabo de manera oportuna y coordinada.

Se debatirán prioritariamente las propuestas relativas a las cláusulas de suspensión automática en los contratos de deuda en caso de catástrofes naturales.

También se debatirá la posibilidad de actualizar la metodología del Análisis de Sostenibilidad de la Deuda (ASD) del FMI para internalizar la necesidad de mitigación y adaptación al clima.

3. Fuentes innovadoras de financiación

Teniendo en cuenta las tensiones en los presupuestos oficiales de ayuda, las necesidades a largo plazo sólo podrán satisfacerse mediante el desarrollo de nuevas e innovadoras fuentes de financiación en condiciones de favor.

A corto plazo, la Cumbre presionará para que se cumplan los compromisos relativos a la canalización hacia los países vulnerables de los DEG asignados en 2021. También tratará activamente de poner en marcha planes que utilicen los DEG para capitalizar y apalancar los bancos multilaterales de desarrollo.

A largo plazo, la comunidad internacional debe seguir trabajando con espíritu de cooperación para desarrollar fuentes innovadoras con las tres características de estabilidad, previsibilidad y concesionalidad.

4. Mercados de bonos de carbono

Los bonos internacionales de carbono (incluidos los que se intercambian de forma voluntaria) tienen el potencial de proporcionar flujos amplios y regulares de recursos financieros a los países que realizan esfuerzos de conservación. Quedan por hacer grandes esfuerzos para establecer esos mercados sobre una base sólida y robusta, de modo que puedan servir a su propósito. La Cumbre tendrá por objeto iniciar los trabajos preparatorios sobre cuestiones de certificación, información e infraestructuras de mercado.

5. Acceso a los minerales esenciales

La transición energética requerirá la extracción y el uso de cantidades muy grandes de tierras raras y minerales esenciales. El acceso a estos recursos es desigual y puede obstaculizar la transición de los países en desarrollo. Sería aconsejable revisar y promover normas y estándares comunes para una extracción responsable, así como mecanismos para garantizar el libre flujo y la accesibilidad de estos minerales de forma coherente con las necesidades de la transición energética.

6. Financiación vertical

En la última década se ha creado un número cada vez mayor de fondos especializados / verticales en condiciones favorables para financiar la adaptación al clima y la mitigación de sus efectos. La ventaja de una arquitectura tan compleja, en términos de adicionalidad y flexibilidad, debe sopesarse con el riesgo de dispersión e ineficacia. Hasta ahora, la mayoría aún no ha aplicado el apalancamiento. Una mayor cooperación con el trabajo de los BMD podría ser útil en este sentido.

7. Normas y arquitectura de datos

Una buena asignación de capital depende principalmente de la disponibilidad de información precisa y fiable. Contar con mejores datos ayuda a los inversores a evaluar el riesgo, y mejorar el etiquetado y la certificación puede ayudar mucho a medir el impacto de mitigación o de la adaptación de proyectos, tecnologías o equipos específicos. La Cumbre estudiará la manera de acelerar y ampliar los actuales esfuerzos internacionales para mejorar y reforzar la arquitectura mundial de la información en cuanto a los flujos y proyectos para el clima y el desarrollo.

Última modificación: 30/05/2024

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